Cuando la respuesta no obedece a pregunta alguna;
Cuando en el diálogo no hay dos,
[ni tres],
cuando es monólogo, en realidad…
Cuando el perdóname no responde a una falta…
Cuando es la quietud la que palpita
y la vida hiberna en las garras del hastío;
Cuando la maldad se esconde
[ermitaño omnipotente]
en la oquedad expuesta de la mañana.
Cuando las puertas son bofetadas al Alma
y las ventanas son [infantiles] guirnaldas de color en la negra noche.
Cuando el consuelo es líquido y se pierde, esquivo, entre los dedos.
Cuando el miedo se ha esfumado,
consciente de su fracaso…
Cuando el silencio es el eco.
Cuando no queda nada.
Cuando la espera no es concebible.
Cuando el aliento se ahoga.
Cuando la indiferencia asesina [¿al azar?] los números mágicos del calendario.
Cuando la ternura ya no provoca
sobresalto siquiera.
Cuando la distancia es pura física.
Palpable,
tangible.
Cuando el llanto se torna mecánico.
Cuando el ruido sordo ahoga las palabras, mudas.
Cuando la profundidad flota.
Cuando la fuerza no es más que escudo
[de una pena insoportable]
Cuando la prisa sólo esconde un vacío negro,
aplastante,
pegajoso,
viscoso.
Cuando algunos días son monstruos todopoderosos
que se alimentan de mi inquietud,
de mi apatía,
de la costumbre….
Cuando, en ocasiones, todo parece perdido…
Un recuerdo fugaz,
un olor de antaño, reconocible, familiar
los acordes de una canción que nos traspasó la piel y se acurrucó para siempre en nuestras entrañas,
la magia de una foto que redescubres y te devuelve vivo un momento, feliz,
la nostalgia de una película que compartimos,
tus palabras, tus consejos, tu recuerdo, tatuados en mi memoria…
Me devuelven un hoy vestido de primavera, que huele a pasado vivo, que se escucha a través de tu voz…