viernes, 16 de septiembre de 2011
No quiero conocerte.
[No mas allá de lo que ya sé;
de cómo tus ojos traspasan la barrera de mi piel]
Sólo así soñaré
[cada noche]
con tus besos de lluvia,
con tu alma de desierto,
con saberme posible en el punto de mira de tus manos;
Sólo así soy capaz de escuchar
[de tu boca muda]
cómo espantas el invierno de mi boca
con tus palabras de verano fértil.
Eva López Álvarez
martes, 19 de octubre de 2010
miércoles, 14 de julio de 2010
En compañía de tantas ausencias
me adentré en la única realidad que deseaba;
relieve de falacias vivas
cadencia de impulsos hechos palabras.
Al cobijo de la oscuridad,
me bañé de tus colores;
mentira carmesí de mirada pintada,
mentira cárdena de tu alma expuesta en cada grito contenido,
en cada desgarrado gesto.
mentira negra de tus venas que no habrán de ser mi savia.
lunes, 12 de julio de 2010
miércoles, 7 de julio de 2010
Mudas intenciones
martes, 6 de julio de 2010
jueves, 6 de mayo de 2010
A veces sucede que el frío que sentimos en el Alma traspasa fronteras; esto es, la frontera blanca, dura e infranqueable de los huesos que protegen nuestras entrañas y vísceras, las que laten a distinto ritmo que el corazón, para, de seguido, llegar a la barrera sutil y delatora de nuestra piel, la que desnuda nuestros pensamientos a base de infinitesimales dilataciones de nuestros poros, a base de esquivas y traslúcidas sudoraciones hasta dejarla atrás [hipodermis, dermis y finísima epidermis], aflorando entonces ese frío negro, pegajoso, denso; escupiendo nuestros miedos, nuestras inseguridades, nuestros secretos más encriptados a golpe de celador subconsciente.... A veces sucede que sentimos enero en primavera; sucede que la suma de nuestros fríos [tu frío y el mío] desafía al calendario, reta a la costumbre, derroca la certeza y el orden y un soplo de nuestro miedo helado extingue este mayo incipiente. A veces sucede que la gotera sucia, oxidada y húmeda de tu lacrimal coincide en un rincón oscuro de tu cercanía [la de un beso, la de un abrazo] con la gotera sucia, oxidada y húmeda de mi lacrimal y juntas forman un cauce que desborda tu cuerpo y el mío e inunda la atmósfera vestida de mayo para cubrirla de nubes densas de invierno que rompen a llorar, digo a llover, a llover, y a llover.
A veces sucede que hay tardes de sol que huelen a tierra mojada, que visten de gris, que gritan al vacío. A veces sucede que hay tardes de agosto que hielan y asolan los cansados brazos de los sauces gigantes que acarician el suelo. A veces sucede que hay tardes de primavera con flores de escarcha y nubes de plomo. A veces sucede que hay días de fiesta [vestidos de luto] que arrastran una pena inmensa. A veces sucede que hay haces de luz que emanan decepciones. A veces sucede que hay esperas que desesperan y torturan toda esperanza...
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